Siento dar la chapa con Chris Corner , pero ultimamente y en mi calamitoso estado no hago más que escucharlo (bueno a él, y a las canciones más melancólicas de Robert Smith, todo sea dicho). Quizás sea que me encuentro bastante triste.
Quizás sólo sea eso (y bastante llega).
Ésta se llama missile y es de Kiss & Swallow su primer trabajo. Los primeros acordes del tema ya hacen que mi mente se catapulte a la compasión de mi mismo y de mis inmensos errores:
Y mañana hago 28 años... Como pasa el tiempo. Mira que ni me había dado cuenta de que había pasado un año entero ya y ya mañana vuelve a ser 7 de diciembre otra vez.
Hoy es festivo, es decir, el típico día de no hacer nada, de aburrirte otra vez más. Nada interesante en mi vida el día de hoy, el día previo a mi cumple como mucho.
Así entre bostezo y bostezo lo único destacable es descubrir el primer trabajo de Chris Corner en solitario como IAMX (ya os decía ayer que ultimamente me estoy volviendo a reencontrar con la senda del trip-hop y adláteres), bueno, eso y prepararme para el día de mañana. ¿Se nota qué estoy un poco ilusionado? Pues quizá...
LLueve.
Demasiado hoy mismo. Está el cielo plomizo, hay un cierto pesar en el corazón de la gente. Oscurece más rápido, a las 6 será ya de noche otra vez más.
Con toda esta mierda de tiempo y con mi estado de ánimo tan por lo suelos por mis culpas, no hago más que poner en el iPod alguna que otra canción triste. Ultimamente lo que más suena en él es Portishead y Sneaker Pimps, vamos, algo de trip-hop que no viene mal de un tiempo a esta parte. Además me estoy reencontrando con temas que antes me apasionaban y que hacía un tiempo que no escuchaba. A mí me encanta este tema de Splinter, el segundo album de los Pimps cuando decidieron que Chris Corner fuera la voz del grupo y se orientaron a un terreno más electro-pop (hasta cierto punto) sin perder unos matices de trip-hop lógicos en su trayectoria, y que se llama low five, disfrutadla:
No sé en que estaba pensando Robert Smith cuando allá por 1989 publicó esa obra maestra llamada Disintegration. Pocos discos condensan atmósferas tan opresivas y letras tan bien realizadas desde el lado más desencarnado del corazón, a mi me parece, sin dudarlo, su mejor disco. Tiene tantos buenos temas... Pictures of You, Prayers of rain, Lovesong, etc.. No sabría en cualquier caso con cual quedarme, aunque siempre me fascinó aquella que le da nombre al album.
Me desdigo de lo que dije al principio, Robert Smith estaba pensando en una ruptura. Disintegration (el tema), es su particular manera de narrar lo que sufre la gente cuando se rompe una pareja. Cada vez que la escucho soy capaz de recordar la letanía de reproches, de acusaciones, de lágrimas, de ira... que genera una ruptura.
Tonino Carotone, que no tiene nada que ver con The Cure, decía en un famoso tema: me cago en el amor. Yo no sé si puedo hacerlo, porque a día de hoy dudo que sepa lo que es el amor. Pero como particular mantra me servirá para seguir mirando hacia adelante.
De paso seguiré escuchando una y otra vez, como hipnotizado, ese tema llamado Disintegration. El día de hoy ayuda a que la canción se acabe instaurando como un loop dentro de mi cabeza.
Todo tiene un final. A veces lo que parece que nunca lo va a tener.
Sé que la culpa es mía, siempre mía.
Me siento un niño, un niño que ha fallado, que se ha equivocado, que todavía no es aún maduro. Me falta mucho para ello, si es que algún día lo doy conseguido.
Lo que me jode es que me haya portado como un miserable, que la haya cagado yo siempre. Es mi culpa.
He perdido una bella esperanza. Para siempre. Y sé que nunca más va a volver a pasar un tren como éste.
Ahora a mirar hacia adelante, aunque mi corazón no deje de mirar hacia atrás.
Lo dicho. Me doy el piro, me largo a Londres (ya sé que os aburro siempre con lo mismo de un tiempo a esta parte). Hoy a la noche me largo a Porto a pillarme un avioncete e irme a la capital de UK.
Y no os podéis imaginar que ganas tengo de desconectar de todo por un rato. Que lo voy necesitando.
Necesito no encontrarme las mismas caras siempre. Algo así como desenchufar de mi mundo por unos pocos días, más que nada, para coger algo de impulso hasta fin de año, que lo voy necesitando. Luego ya vendrán nuevas historias, nuevos retos, y éstos ya si definitivos, espero.
Empieza ya la cuenta atrás. En menos de una semana, el que aquí bloguea y tres personas más nos vamos a la City.
Hace mucho tiempo, me propuse viajar. Quizás sea algo, dentro de la lista de cosas que nunca cumplo, que más pena me den ya sea por mi siempre precaria situación económica o por mi estúpida comodidad que roza la vaguería endémica en mi persona.
Ciertamente tampoco me puedo quejar de no conocer mundo, siempre en la medida de mis posibilidades he viajado cada año a un sitio distinto fuera de aquí, a eso que le llaman el extranjero (expresión que a mi me resulta tan desafortunada...). Aunque en ese aspecto no puedo evitar tener cierta envidia a mucha gente de mi entorno que tiene más facilidades para irse por ahí y que conoce más mundo que yo. Soy un envidioso patológico, me temo, pero paso de quejarme, por lo menos esta vez no.
Como dije antes, ya queda menos... Tengo ganas de sentir las mismas sensaciones que siempre que me voy de viaje y que conozco algún sitio nuevo (aunque esta vez repita localidad). Es la mejor sensación del año, no lo dudéis.
Me acuerdo que, cuando salió Ultra (1997), muy poca gente se creía que una banda medio muerta y amputada (sin una de las patas de la silla que la sostenía), sería capaz de publicar otro disco. Sin ser uno de los mejores y muy influenciado por las tendencias que sonaban en aquel momento (el trip-hop sobre todo), el lp detergente tenía temas tan interesantes como éste.
Hoy me ha dado por recordarlo, no se porque extraño motivo (creo que debe ser algo relacionado con este extraño y alocado fin de semana pasado), pero siempre me ha gustado la expresión de macarrilla y perdedor que Dave Gahan luce en este video, no sé, quizás porque me haya sentido identificado con él alguna vez.
Otro año más, otro viaje más. En menos de 3 semanas me vuelvo a la City. Londres, vuelvo a verte. No es que fuera especialmente mi viaje soñado este año, pero las circunstancias hacen que repita otra vez, y yo encantado, que conste en acta.
Londres tiene un ambiente especial. Me gusta esa mezcla tan british de cosas añejas y modernas. De tradición y siglo XXI. Este año además, quizá disfrute un poco más porque voy a mi puñetero aire. Algo que descuadra con lo que sucedió el año pasado.
Valga este post como una mera y corta representación de mi estado de ánimo, aunque supongo que mis ganas de volver por allá irán in crescendo con cada día que pase.
Hablando de vueltas, después de una larga ausencia vuelvo otra vez a firmar alguna que otra parida en la web más irreverente de la red dedicada a las chapuzas fílmicas y televisivas: los Ascormovies. Os dejo, para quien le interese, un enlace en mi listado de ellos.
Y de regalo, esa canción que ahora mismo no me doy quitado de la cabeza (aunque los Strokes tampoco me resulten especialmente atractivos):
No sé porque, pero me ha venido hoy a la cabeza una frase de la recientemente desaparecida Orianna Fallaci. Venía diciendo así, "hay dos clases de fascistas: los fascistas y los antifascistas".
Podía aplicarse el cuento más de uno que cree que sus ideas son las únicas que merecen la pena y que debería ser censurado todos los que no opinan como él. Y no estoy señalando a nadie...
Basada en la novela gráfica de Frank Miller e inspirada en la famosa batalla de las Termópilas que enfrentó al Imperio Persa contra las diferentes polis griegas, podremos disfrutar de esta película en primavera/verano de 2007. Estéticamente es una auténtica maravilla, aquí os dejo el trailer para que veais si os llama tanto como a mi (cuento los días para ir al cine a verla, ojalá no me decepcione):
Como todas las veces, vuelvo con ansias renovadas.
He decidido dar una vuelta de tuerca, a partir de ahora, y en la medida de lo posible, este sitio pasa a ser mi cuaderno de bitácora personal. El diario de las idas y venidas de una persona que se llama Saúl, que vive en un pueblecito de Ourense, en Galicia. Creo que es lo mejor. La primitiva idea de este blog no me parece muy fácil de mantener y la única manera de que esto fuera para adelante era dándole una nueva utilidad, más próxima y más real. Más cercana a mi, más cercana a mis ansias y a mis ideas, a mis miedos y a mis gustos.
Muchas gracias por la espera (a los pocos que habeis esperado) y perdonadme por haber dejado tan abandonado esto (espero que os guste el cambio estético).
Y de regalo, un tema que ilustra, a veces, mi manera de pensar (gracias a Goear):
Por lo menos este año lo aviso.
Hasta mediados o finales del mes de septiembre este blog queda temporalmente cerrado. Entre vacaciones, trabajo y estudio no voy a tener nada de tiempo para actualizarlo como realmente se merecería, y como los pocos que lo suelen visitar han visto, desde el 20 del mes pasado no lo actualizo, así que lo normal era poner una explicación a esta desidia (en este caso justificada) por mi parte.
Poco más que contar, que en lo que va de este verano me he quedado sin cumplir una promesa que tenía conmigo mismo desde hace bastante tiempo y que practicamente significa que una parte de mi vida ha sido cerrada para siempre, con todo lo que ello supone. Y también he descubierto que una persona en concreto es capaz de sacrificar una amistad de casi 5 años por un malentendido. Ella sabrá, pero a mi este tipo de cosas me decepcionan profundamente.
Nada más. Volveré con más fuerza, espero, y con algunos asuntos resueltos. Felices vacaciones a los que las tengan.
Se terminó.
Y menos mal, que ni mi cerebro ni mis manos daban ya para más.
Estoy cansado, quizás me esté haciendo mayor y estas cosas terminan a uno por romperle todo. Pero quizás lo que eche de menos más sea la monotonía de esta semana larga de fiesta. Ahora, todo lo bueno (y lo malo) se termina y eso es positivo, porque es necesaria una catársis en muchos momentos de la vida.
Lo que si empieza en breve es el verano. Y eso si que es muy importante, porque aunque no es mi estación preferida si es la que más cambios trae a mi vida de siempre.
Además este año, espero volver a encontrarme con un lugar y con cierta gente que nunca debí dejar atrás. Eso si sería una catársis positiva.
Escucho ahora: Echo and the bunnymen - all because of you days
De un tiempo a esta parte se han ido generalizando cada vez más un especial tipo de blog:
los fotologs. Un modo especial de contar la vida de una persona tomando como punto de referencia fotos de su vida cotidiana, o incluso fotos que, en cualquiera otra circunstancia, no tendrían ningún significado, en este gozan de uno muy claro: contar una determinada manera de sentir o vivir algo utilizando una expresión fotográfica.
Yo no tengo nada en contra de ellos, es más, incluso me parecen más valientes que blogs tradicionales como el mío, en el que pretendo enmascarar, hasta cierto punto lo reconozco, mi identidad, entre líneas y líneas de letras. Sin embargo, es cierto que la excesiva generalización de los fotologs acaba por pervertir la idea y convertirla en una especie de nuevo tipo de pornografía emocional.
Uno agregador de fotologs de cierto éxito que conozco, y que voy a omitir su nombre por haber personas relacionadas conmigo con espacio en él, es una demostración evidente de lo último. Gente cuenta y muestra su vida en ocasiones con un desparpajo tal que asusta señalando de una manera ciertamente sorprendente sus emociones y sus momentos más íntimos. Fotografías incluso con un alto grado de erotismo de menores de edad hacen que sea un lugar propicio más para voyeurs (habría algún día que meditar hasta que punto el voyeurismo es algo común entre todos los que visitamos diferentes blogs con frecuencia y hasta que punto eso tiene alguna connotación negativa) que para cualquier visitante casual. No es por hacerme el puritano, que no lo soy, pero hasta cierto punto, me siento cada vez más partidario de los blogs tradicionales. Cuestión de cobardía, supongo.
Escucho ahora: Pixies - gigantic
Fue hace ya bastante tiempo. Hace tanto que quizás no quiera ni pensar en ello, quizás lo haya soñado, quizás nunca haya existido. Pero fue un tiempo feliz y lleno de cosas por las que apostar y luchar. Un tiempo en el que acabe ganando confianza en mí mismo. Un tiempo en el que todo parecía ser objeto de un complicado plan para hacer de mi una mejor persona, capaz de proyectarme hacia los demás y dejar de lado esa estúpida timidez que tanto hizo por ocultarme al resto de la gente.
Ya lo decía antes, quizás lo haya soñado. De todos esos amigos que me acompañaban poco me queda. Un mal sueño, pienso últimamente. Todo se ha diluido de una manera que hasta solo observarla a lo lejos me da miedo. Vértigo. Hace ya tiempo que ni idealizo los buenos momentos, ¿cuestión de madurez? No. Sinceramente, una mera cuestión de realismo.
Escucho ahora: Los planetas - corrientes circulares en el tiempo
Bajé las escaleras con una extraña mezcla en mi estómago de vértigo y expectación. Un númeroso grupo de gente se agolpaba contra una puerta amarilla, casi recién pintada. Ví alguna cara conocida, algún compañero de instituto, aquel me sonaba de verlo en tal cafetería, el otro de la playa. Jacobo estaba con una chica, para variar. ¡Jacobo!¡Qué sorpresa!¿No ibas a Santiago?¡Qué bien que tenga aquí a un buen amigo! Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que las palabras se las acaba llevando el viento.
Marcaba mi reloj de pulsera las 16 horas justas. Turno de tarde, no me importaba, lo de salir casi a las nueve en invierno no me hacía demasiada gracia, pero sólo le podía echar la culpa a mis apellidos. Tomé asiento casi al final de todo, al lado de Jacobo y esa chica. Entró un personaje calvo, cuerpo difícil, gafas de pasta, corbata oscura, chaleco de marca rojo. Comenzó a hablarnos del paso importante que estabamos dando, Jacobo bostezó. ¡Coño, no me había fijado que Hugo estaba también aquí! Se apellida Pérez, claro. A ese tío todavía le sigue eligiendo la ropa su madre. Su padre le orienta mejor en otras cosas.
Con la tonteria se empezó a hacer de noche, el viejo (falso) profesor había sido sustituido por una señora embutida en un pantalón de cuero que hizo más amena la última clase. Atrás quedó el descanso y el ponerse al día, el primer insípido café barato de máquina, el primer cigarrillo apurado porque la gente ya entraba en el aula.
Subí las escaleras solo, rodeado de gente, nuevos compañeros. No mire atrás, pero la mezcla de expectación y vértigo no se me daba quitado del estómago.
Menudo sensacionalismo barato acabo de presenciar ahora. Y todo con la moda más imbécil desde hace mucho tiempo, el macrobotellón.
Algunos de los mejores recuerdos de mi vida van asociados al botellón en la playa. Desde hace muchísimo tiempo era una costumbre recurrente para varios de mis amigos y yo, llegándonos a juntar casi 40 personas sólo entre conocidos, colegas y demás ralea. La verdad es que fueron unos años tan especiales que todavía me estremece sólo de pensar la infinidad de anécdotas e historias que nos fueron pasando. Una vez que te vas haciendo mayor, lo del botellón empieza a reconvertirse en fiesta casera, y la verdad, merece bastante más la pena, aunque en ocasiones, y con aquello del buen tiempo, a veces presta hacerse uno de vez en cuando. Ahora, en mis tiempos más juveniles la idea (o por lo menos mi autoconvencimiento así me lo sugería) no sólo era la de beber hasta emborracharse sino la de pasar un rato más que agradable sumergido en una interminable charla.
La moda imbécil de la que hablaba hace un rato es la de los macrobotellones. A ver que ciudad supera a la otra, a ver quien se taja más, a ver quien es capaz de llenar más la calle de mierda...
La realidad es que una explicación lógica para este fenómeno no existe. Tanto los medios sensacionalistas que hoy en día son mayoría en este país como los precios abusivos del alcohol (desde el punto de vista de un ciudadano de aquí), así como la particular idiosincracia de la juventud y su relación con la sociedad en estos tiempos que vivimos, podrían acusarse mutuamente.
Echarle la culpa a alguién es demasiado facil. Aquí no hay culpas. Una educación más tolerante y abierta para todos y hacia todos quizás sería la más fácil solución. Aunque eso me suena más a palabrería vana que a otra cosa.
Escucho ahora: Morrissey - the youngest was the most loved
Me gustaría, en ocasiones, considerarme un artista del fracaso. Sería la mejor penitencia posible.
La verdad es que de un tiempo a esta parte me he especializado en cagarla continuamente, lo quiera o no, creo que es un defecto de fábrica, supongo. Pero es algo que empieza a preocuparme cada vez más.
Lo peor de todo es la estúpida sensación que te invade una vez que te das cuenta de que has decepcionado a gente que confiaba en tí lo suficiente como para arriesgar sus comentarios o sus pensamientos. Pero eso es un mal menor, lo que importa es como te sientes tú, la sensación de pesar que te produce y en ocasiones (digo en ocasiones, que hay veces que tienes la conciencia tranquila y no te preocupas por paridas) las vueltas que le das a la cabeza.
Otra semana que empieza realmente mal. Y a eso se le une esa estúpida sensación de que la gente te empieza a perder el respeto. Y no sé que es peor, realmente.
Escucho ahora: Morrissey - dear God, please help me
En estos momentos no tengo palabras.
Me las han robado todas.
Lo que más importa ahora eres tú. Lo que más siento de verdad es lo tuyo.
Sólo pienso en ti, en como lo estarás pasando, en como lo tendrás que ir asumiendo. En ese difícil camino, me tendrás a tu lado, y no sólo a mí.
No es el mejor día. Tengo ganas de llorar.
No soy muy amigo de expresar ideas mías políticas aquí en este mi particular cuaderno de bitácora.
Pero esta vez no puedo aguantar la idea de que unos intolerantes coarten uno de los pilares de mi libertad, y de la libertad de paises europeos como en el que vivo.
Hoy soy un danes más. Por eso, apoyo desde aquí la iniciativa de apoyo a la libertad de expresión en Dinamarca con este banner que he incluido en la esquina superior derecha de este sitio. Os invito a visitar Support Denmark.
